20 julio 2016

BAÑOS DE OLA

Buenos días chicas, ¿qué tal ha comenzado vuestra semana? En realidad ya estamos a la mitad y en nada tenemos el fin de semana encima. Quizá el título de esta entrada no os haya dicho mucho, pero tranquilas, que os lo cuento ahora mismo. La semana pasada se celebró en mi ciudad la conocida fiesta de "Los Baños de Ola" y lo primero que os tengo que decir es que probablemente sea la fiesta que más me gusta.  A lo largo de una semana, Santander se traslada a la sociedad de los años 20.

Los Jardines de Piquio se convierten en el escenario principal en torno al cual giran todas las actividades. Fue durante el siglo XIX cuando las corrientes médicas de la época pusieron de moda la práctica de estos saludables baños de ola, que no tardaron de ponerse de moda entre la alta burguesía. Fueron las ciudades costeras como Santander pero también San Sebastián o Biarritz donde se comenzó a extender este culto, naciendo las primeras ciudades balneario. Coincidiendo con esta nueva moda, la ciudad de Santander decidió regalar a los Reyes de España. Alfonso XIII y su mujer, el Palacio de la Magdalena como residencia de verano. Desde este momento hasta los consiguientes 17 años, Santander se convirtió en la ciudad de recreo de la monarquía, lo que conllevó que también fuese el sitio en el que la alta burguesía pasaba sus vacaciones estivales. Nacieron así, algunas de las practicas más distinguidas de la Bahía, como el tenis, la hípica y las regatas, todos ellos empezaron a ser practicados por estos distinguidos veraneantes.



Y así paseaba la burguesía por las calles de la ciudad y es que no todo eran balnearios. También había tiempo para el amor, la música y el ocio.


Siguiendo esa distinguida sociedad, Santander se inunda de casetas al estilo de esa época, la música de los felices 20 se escucha en cada rincón y por la noche, pequeñas bombillas de verbena iluminan la orilla de la playa. Ya os podéis imaginar que el espectáculo es precioso, es como, si por una semana, vivieses en esa época de alta burguesía, aristocracia y ambiente selecto, que durante aquel tiempo se respiraba en esta ciudad.


Las actividades no paran de sucederse, involucrando a todos los miembros de la familia. Casetas, desfiles, pasacalles, concursos de baile, mercadillos, exposiciones, actuaciones, juegos, mucha música, y por la noche verbenas en la playa. La diversión está asegurada. En una fiesta en la que se mezcla tradición y vanguardismo, en una ciudad que durante el siglo XIX acogió el ambiente más selecto, ahora, en pleno siglo XXI, somos nosotros los que disfrutamos de esta fiesta tan especial.


A lo largo de toda la semana los mercados de artesanía se suceden sin parar, pero si hay algo que tiene un gran reclamo es la artesanía llevada a la gastronomía. Y, aunque estemos en verano, os puedo asegurar que nadie se resiste a unos churros y a un paseo por la playa.




Vista de los Jardines de Piquio.



Cuando las playas se llenas de estas caseta estilo navy, lo único que puedo hacer es morirme del amor. Parece el escenario de rodaje de una película, pero os prometo que es la playa en la que he crecido.




Para la noche de la verbena y los fuegos, elegí este vestido en color crudo y el detalle del lazo negro. Lo combiné con unas sandalias negras de tacón bajo y un maquillaje muy suave. La combinación quedó genial




Y ahora que estoy tanto tiempo fuera, sé que en realidad he vivido enamorada de esta ciudad toda mi vida.



No hay comentarios:

Publicar un comentario