07:30 Suena el despertador
07:35 Lavabo, ducha, antiojeras, hidratante.
07:40 Microondas.
07:42 Café. Mmmmm ¿galletas? ¿Tostada? ¿Cereales?
07:50 Preparar sandwich.
08:10 Outfit.
08:13 Preparar bolso. Gafas, cartera, monedero, llaves, pañuelos.
08:15 Telefonillo.
08:16 Colonia y labios rojos.
08:17 Dirección: Estación de Autobús.
08:50 Llegada a la estación.
08:51 Salamanca - Zamora (09:00) Plataforma 2.
09:00 Próxima aventura, ZAMORA.
Vista desde el puente de piedra.
Pues sí, así empezó mi día de sábado. Desde hacía un tiempo estaba planificando visitar Zamora. Quizá no es la ciudad más conocida de Castilla y León o quizá se la conozca por cosas más concretas como la Semana Santa o todas las joyas del románico que tiene, pero siempre pensé que escondía lago más, así que aprovechando el puente decidí que ya era hora de conocernos.
Castillo de Zamora.
He de decir que nada más llegar pensé que iba a ser más aburrido, que iban a haber pocas cosas que hacer, pero poco a poco vas descubriendo pequeños lugares perfectos. Calles empedradas, jardines donde solo escuchas el ruido de los pájaros, cafeterías, pequeños comercios... Una vez que entras en el casco histórico es como olvidarte del mundo. El tiempo se ralentiza y tú comienzas a moverte al ritmo que la ciudad quiere, entre fotos, helados y sombra.
Esta vez decidí hacer un plan muy tranquilo, así que cuando llegamos, mas o menos a las 10:00, nos dirigimos a la oficina de turismo a por el plano y decidimos dejarnos llevar. Sin prisas, sin agobios de tener que llegar a un montón de sitios, sin carreras, simplemente disfrutando de lo que nos íbamos encontrando, paseando, hablando y haciendo planes futuros. Esa bendita sensación que en ese momento no importa nada más. Como ya habréis visto al principio, esta vez nos llevamos la comida de casa y ¡fue todo un acierto! Comimos tranquilamente, en un parque a la sombra de un montón de árboles y con vistas al castillo. Recordando tiempos pasados, cuando éramos peques, las excursiones de fin de semana con la familia, y cuando crecimos un poco, con los amigos. No sé, esa sensación de lo sencillo, de lo bonito, de tener hambre, sacar el bocata y sentarte en el suelo. A mí me sigue encantando. Creo que no se puede pedir más para un sábado cualquiera de Octubre.
La Catedral desde la muralla del Castillo.
Parque del Castillo.
Parque del Castillo.
Plaza de Arias de Gonzalo.
Finalmente volvimos a las 19:15 y una hora más tarde estábamos de nuevo en Salamanca. Cansadas, agotadas pero felices. Aunque en ese momento, felicidad fue llegar a casa y tirarme en el sofá. Después de haber caminado 20 km. no me podéis juzgar.
Vistas al puente de piedra.
Teatro Ramos Carrión.
Vestido: Zara.
Bolso: Parfois.
Bailarinas: Mary Paz
Gafas: Mr. Boho.
Medias: Calzedonia
Lazo: Claire´s
Espero que os haya gustado. ¿Alguien conocía ya Zamora? ¿Estáis pensando en visitarla?
No hay comentarios:
Publicar un comentario