Como todos los grandes proyectos que decidimos emprender, detrás hay una historia que, en mi caso, está llena de momentos divertidos, de risas, de ilusiones y de un montón de cosas buenas que nunca pensé que me podrían pasar. Siempre me ha gustado la moda y desde hace un montón de tiempo leo y leo blogs, cuando incluso muchas de mis amigas ni tan siquiera sabían que existían. Y claro, como os podéis imaginar, me moría de las ganas por poder tener uno. Y ahora os preguntaréis ¿cuál era el problema? Bien pues fundamentalmente tenía dos problemas: el primero era que no tenía a nadie que estuviese al otro lado de la cámara y el segundo es que la tecnología me ha odiado toda mi vida, por lo que no tenía ni la menor idea de todas las cosas que hay que hacer para abrir un blog. Y estoy segura que muchas de vosotras pensaréis que exagero, pero os prometo que nunca en mi vida he visto tantos tutoriales como lo hice para llegar a abrir este blog. ¡Fue un auténtico horror!
Como ya os he dicho, la idea de tener un blog propio llevaba años rondando en mi cabeza, pero ¿sabéis eso de que para algunos proyectos necesitas encontrar a la persona adecuada para llevarlo a cabo? Pues yo tuve la enorme suerte de encontrar a esa persona especial hace un año y medio. Y un día comentándole todo lo que me gustaría tener mi blog, solo a ella, que es así por naturaleza, se le ocurrió decirme: "pues si quieres, yo te ayudo". ¡Qué locura! Eso fue lo único que en ese momento pude pensar. Aún recuerdo mi cara de "no sabes lo que estas diciendo". Y, en realidad, ninguna de las dos sabíamos en el sarao en el que nos estábamos metiendo. ¡Menudo par de ilusas! Pero... no lo cambiaría por nada.
Empezaron así las ideas más serias, tardes y tardes con dos y tres ordenadores y es que la realidad de todo esto es que ninguna de las dos sabíamos nada de informática, ni de códigos HTML, ni de favicones ni de todas esas cosas que, a nosotras, nos sonaban a un idioma de oto planeta. Tardes y tardes, en el salón de mi casa, rodeadas de ordenadores, papeles con pasos a seguir, direcciones web, bueno, vale, sí, también teníamos mucho chocolate, y es que sino hubiese sido imposible. El chocolate soluciona cualquier problema. Debo deciros que hubo algún momento en el que pensaba que no seríamos capaces, que no podríamos sacarlo adelante, que "A la hora del té" nunca sería público y que todo se quedaría en una ilusión en privado.
Pero después de casi un mes con ese plan, todo empezó a coger forma de blog y si pensábamos que en ese momento se acababa lo peor, no sabíamos lo que nos esperaba después. No os podéis hacer una idea de la cantidad de cosas que pasan detrás de un blog, quizás algún día os cuente alguna de todas estas aventuras. Pero lo importante es que, por fin, era una realidad, que tenía un blog, y que me moría de las ganas por compartir mi visión de la moda y mi manera de entender la vida.
Y no puedo estar más feliz por seguir haciéndolo cada semana y por contar con vuestro apoyo. Está siendo una experiencia inolvidable que espero que tarde mucho en acabarse. Mientras tanto, espero que disfrutéis de este lado del blog y que no se os olvide que nos vemos el jueves para contaros lo que he podido aprender en este primer año como bloggera.
¡Muchos besitos y nos vemos el jueves!
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